22/11/16

cuando me canso 
de la batalla de mi día
-o de los días o de las mil
batallas de los otros 
que acabo haciendo propias
por no sé qué defecto inusual-, 
es limpio, bueno, verte
coserme las heridas 
con dos o tres palabras 
y el beso de reserva
-de aquella tarde lenta
en que vencimos 
sobre todos los demás-. 

2 comentarios:

José A. García dijo...

Para peor, las batallas nunca se acaban.

Suerte,

J.

FeoMontes dijo...

...muérome!!