no
eres tan hermoso
como
para colmar de antiguas odas
los
párpados cansados de una virgen,
tampoco
pareces poseer el amor de las computadoras
que
generan el movimiento último
del
mundo.
tu
devoción por ejércitos de lápices
no
te procura un himno,
y
andas rodeado de elementos quiméricos que parlotean
con
las entrañas y la voz de los desconocidos.
¿qué
hago yo con esto,
si
el canto de las primaveras y el crepitar augusto de las naranjas
no
son para ti un templo reconstruido?
¿qué
dirán los otros
de
este amor que no está cimentado
en
sus siglos contabilizados de tedio y amargura?
¿lo
apago?
no.
lo
hago renacer
con
la intensidad límpida de los relojes que siguen marcando la hora
en
los cajones olvidados de las casas.
lo
hago germinar como una palabra desnuda en la boca de un gigante.
le
pongo nombre
y
lo llamo
tú-nosotros-madrugada.
1 comentario:
La madrugada siempre es el mejor momento del día para ciertas cosas...
Saludos
J.
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