12/6/14

el escenario permanece inmóvil
y mis dedos deletrean exigentes
palabras que se unen sin más sentido
que el de completar los huecos
de la gramática en mañanas interminables.
van pidiendo sustantivos los verbos,
adjetivos los otros, adverbios que
no sirven se acicalan tras ciertas construcciones
preposicionales. ¿no ves? no digo nada.
sólo soy el tiempo que pasa
mientras leen los niños en las clases,
corre la brisa por la calle,
compra la fruta una vecina ruidosa
que arrastra el carro en las aceras.
¿no ves? esto no es nada:
no estamos juntos. y la literatura
es una trenza que te lanzo
desde el torreón aburrido de mi hastío,
un puente que te tiendo piedra
a piedra, un hilo de la vida,
una llamada al paraíso en el que habitas,
por si vienes a buscarme o
me rescatas de las fauces tibias
del dragón de mi mañana.

1 comentario:

José A. García dijo...

La tristeza nos invade cuando las palabras se cargan de banalidades, hasta que alguien/algo logra rescatarnos.

Saludos

J.