24/5/12

habitas donde rompen todos los teléfonos,
donde ya nadie conoce mi nombre,
donde palpitaron trémulos
cuerpos desconocidos
al amparo de una eternidad, idea nuestra,
que juraste ver nacer desde mi boca.

yo allí no viajo.

no te visito.

no busco llaves bajo el macetero, bajo
el esterillo, en el quicio de la puerta,
no te busco:
porque ya no hay llave capaz de vulnerar
el eco de mi sacrificio inútil, ni paciencia,
ni ganas de viajar, ni ruido de maletas.

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