Me miró y agachó la cabeza en una leve reverencia. Después sonriendo con paz me dijo:
-No desees nada, nada pidas. Sé paciente, confía. Disfruta la espera. Deshazte de tus prejuicios, mira el mundo con ojos nuevos. No exijas, no esperes, no creas merecer. Olvídate de tu nombre.
Mi cara debía ser un poema porque su sonrisa se ensanchó compasiva.
-¿Es difícil para ti? -me preguntó al ver que yo no ofrecía respuesta.
Asentí con la cabeza confundida.
-Es difícil para todos -afirmó él sonriendo otra vez. Todo aquello debía parecerle un chiste.
12/3/12
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Lo difícil y lo fácil, se mezcla demasiado...
Besos
Me temo que no existen maestros capaces de inculcar tantas órdenes...
Publicar un comentario