9/2/12

habíamos hablado de tantas cosas ya que me sentía borracha, con esa pesadez que producen las largas conversaciones hasta la madrugada y, al tiempo, esa claridad que concede el saberse bien acompañada. me miraste como si supieses exactamente lo que estaba pensando y sonreíste:
- vamos a dormir ya -dijiste como si fuese el ábrete sésamo de los cuentos.
me ovillé tapándome hasta la cabeza y asentí con un quejido que te hizo reír.
 -no sé cómo eres tan dormilona -se te escapó en voz alta y yo sonreí sin que me vieses.
 -tú duermes más -te dije comenzando a amodorrarme, en ese límite en que se comienzan a decir tonterías.
 -ya no se te entiende -te reíste.
 -shhh, cállate ya.

2 comentarios:

Jo dijo...

Me encanta de sobremanera.

José A. García dijo...

Silencio... sueño.

Saludos

J.