29/4/10

poemas
De tanto amarte y tanto no quererte
me dice Luis Alberto chivándome unos versos,
cuando la tarde perezosa
se desgrana en un examen programado
de métrica básica, y pienso
en si nosotros salvaremos la distancia
infinita entre el silencio y el deseo,
o acabaremos contando a nuestros nietos
que hubo un tiempo en que, de amarnos,
fueron fuego los cerezos.


*

28/4/10

caleidoscopio
inventé el vértigo
-me lo prestaron-
para que no me tentasen
las ganas de volar.

27/4/10

-Deja de leer eso -me sorprende irrumpiendo en el salón oscuro. He debido de despertarlo. Cierro el cuaderno con prisa, pero es demasiado tarde-. Vamos, dámelo.
-¿Por qué? -me quejo abrazándolo contra mi pecho. Se frota los ojos y me tiende la mano repitiendo, mudo, su orden-. Me gusta leerlo.
-Te estás volviendo gris -señala insistiendo en su gesto-. Dámelo, vuelve conmigo a la cama, esa ya no eres tú.
horizontales
deja de decir agua,
yo quiero un tocado y hundido.

26/4/10

no me conoces bien
alteré las formas del universo,
trasplanté las alas,
mastiqué los huesos de los sueños,
inventé el mar ,
besé todas las puertas,
coloreé las escaleras,
encendí las luces del barco sobre el mar helado,
hipnoticé derrotas,
me dejé amar,
vendí mi cuerpo a los lobos,
alquilé un corazón barato,
planté ideas en los bosques,
atravesé el infierno tarareando,
tracé mapas,
medí tierras con los dedos,
diseñé constelaciones providentes
sólo para encontrarnos.

(Quemé el mundo por ti,
no me hagas caso).


*
-Me dijo que podía esperar a mi vuelta -explicó Alma llevándose el cigarrillo a los labios. Sus uñas rojas parecían por sí mismas un alegato-, pero se largó con una peluquera.
-¡Qué cabrón! -respondió Cristina aceptando el pitillo que le ofrecía. No le importaba demasiado la historia, pero no tenía nada mejor que hacer entre las seis y las nueve.
-No -la corrigió Alma con una sonrisa, lanzando el humo hacia arriba con sus labios perfectos-, no le guardo rencor, la muy zorra estaba buenísima.

25/4/10

-¿Estás mareada?
-Sí...
-Ven, anda.
-No... que estoy mareada...
-Pero, ¿de qué?
-De la carretera y de ti.

23/4/10

Hoy no quiero apostar más contra ti, no quiero jugar a las cartas ni al ajedrez contigo, quiero que juguemos en el mismo equipo. Que juguemos a mirarnos sin reírnos y que el que sea incapaz de contener la carcajada sea penalizado con un beso. Quiero jugar a la escalera y que todas las casillas conduzcan a nosotros. Vamos a jugar al escondite contra el mundo, tú y yo, buscándonos un rinconcito oscuro. A un ataque de cosquillas, al conejo de la suerte, a cambiarnos los nombres por apodos ridículos, al parchís sin tablero, ni dados, ni prisa, sólo con dos fichas. Vamos a jugar a juegos donde no sirva de nada hacer trampas porque no importe ganar, sino ser felices. Podemos jugar a que vamos en barco y conquistamos una isla llena de tesoros, a que los viajes al futuro son posibles, a que el pasado sólo justifica este momento. Vamos a jugarnos la boca en tres monedas lanzadas contra el suelo. Yo quiero dibujarnos un cuadrado con tiza y que las reglas sean no salir fuera, nunca alejarnos, hacernos risa y conquistarnos con las manos.

(Yo quiero jugar a que dejemos de jugar y nos queramos)


*

21/4/10

De madrugada, cuando no puedo dormir, a veces escribo todas esas cosas que ya no podemos decirnos, por ejemplo, quiero que juguemos en el mismo equipo. Primero las escribo con la imaginación y, después cuando me siento perdida, deambulo por la casa buscando un bolígrafo y un trozo de papel -una factura, cualquier carta, la nota del casero- porque sé que como no acabe con el ritmo frenético de las palabras, seré incapaz de conquistar al sueño o estará lleno de ti.

También, de madrugada, bajo otras luces, al imaginar que he conquistado la noche vaciándola de preguntas, me despierta una imagen en forma de aguja cortándome el aire. Entonces no importa si escribo, si ando o no ando desnuda, si agarro la última novela o bebo agua, si existes. Porque el mundo ha desgarrado el equilibro y no sé quién soy -como si el guisante invisible de una certeza me hubiese golpeado en las costillas-.

*
donjuan
Yo no soy esa Isabela,
no me vas a conquistar
como a duquesa hambrienta
en la cámara real.

20/4/10

riesgo
estás jugando a la ruleta rusa
y sólo te quiero besar,
que acaben otros contigo.
-¿Has pensado ya en lo que te dije?
-No soy capaz de dejar de pensar.

19/4/10

-¿Dónde vamos? -pregunta con el pelo recogido sobre la cabeza, aún con el mismo vestido de fiesta con el que la acosté.
-No -puntualizo cerrando la maleta- Dónde voy.
corazón de abeja
no quiero compasión:
ésta es mi herida.

18/4/10

codicio
codicio los tesoros
de tu mapa,
me desquician tus dragones,
tus piratas, las sirenas
caprichosas con que cruzas
la bandera blanca.
no soporto
tus tierras movedizas,
el silencio de tus bosques,
el eco en tu abismo
cuando grito tu nombre
y sólo me responde
mi voz. Me horroriza
lo escarpado de tu tierra,
el calor al que me rindo,
las constantes
contradicciones de los caminos
que te cruzan
mientras ando -cargada
de equipaje, de ideas,
de recuerdos y dedales-
tratando de encontrar
esa estrellita, que me marque
el final de la cruzada
en que abatirte
es sólo otra palmera errónea
bajo la que cavar.
Pero qué le voy a hacer,
me digo, si la arqueología
me tienta casi tanto
como el deseo
cuando codicio
los tesoros de tu mapa
o simplemente a ti.


*

-¿Y a ti quién te va a salvar? -me pregunta cuando sabe que sólo busco cómo cerrar la puerta rápido y terminar la noche.
-Yo no necesito que me salven -me río tratando de obviar su comentario, concentrada en que no se note que quiero irme a dormir sola y ya.
-No he conocido a nadie que necesitase ser salvada tanto como tú -sonríe metiéndose las manos en los bolsillos y dándose la vuelta.
Y Yo no sé qué decirle, me acaba de vencer de alguna manera.

17/4/10

incorregible
a veces se me ocurren tonterías
como quererte


*

15/4/10

hoy deja de pensar que escribo para ti.
hoy escribo para otros, para todos
los que pusieron su piel a bajo coste
tratando de tentar la mía,
codiciando todos mis ahorros, mi deseo.


("bienvenida al club, pequeña", se ríe de mí cuando me rindo, después enreda su mano entre mis rizos y me manda a dormir)
-No soy tu amante -le dijo soltando con un gesto seco la presión que él ejercía sobre su muñeca.
no vamos a decir adiós
nunca vamos a decir adiós
no vamos a decirnos nada
me vas a olvidar
diste tu palabra

14/4/10

bajo tu ley
quítamelo todo, hasta la razón,
hoy vine a dejarme ganar
bajo tu ley, sólo bajo tu ley.

13/4/10

-Caminas hacia el silencio -me reclama con media sonrisa burlona tratando de desenredarme de la novela que me tiene absorta. Lo acaricio con la frente, como un gato perezoso.
-Últimamente no tengo demasiado que decir -murmuro entre frase y frase de las que leo.
-¿Eso significa que estás feliz?
-Supongo.
Tenía los ojos cerrados, pero sabía que estaba despierta, nunca respiraba así estando dormida.

11/4/10

acorralada
tengo sueño acumulado en las pestañas,
del de dormir y del de ti
-¡Está todo al revés! ¡Todo al revés! -gritaba yendo de un lado a otro de la habitación revolviendo sus papeles con ojos desorbitados y comprobando los datos de sus mil instrumentos- ¡No! ¡No! ¡No! -repetía llevándose las manos a la cabeza una y otra vez, blandiendo los documentos como si fuesen armas extrañas, como si al moverlos así la realidad cambiara-. ¡Todo al revés! -me señaló con la boca torcida. Yo me había escondido en un rincón esperanzado en que mi maestro se olvidase de mí-. ¡La causa es el efecto y el efecto es la causa! -me gritó como si con aquellas palabras pudiese despertar mi inteligencia. Me daba pena-. ¡La causa es el efecto y el efecto es la causa! -repitió con incredulidad- ¡Después de tanto tiempo...! ¿Lo entiendes?
Asentí con la cabeza tímidamente, me daba miedo contrariarlo en aquella situación, pero no entendía nada.

9/4/10

from drama
la casualidad se volvió contra ella
llevaba americana y besaba bien.

8/4/10

había barrido toda la casa. antes había dedicado la mañana a colocar los libros en su sitio. enderecé los cuadros. puse los cojines en su lugar. apilé los papeles sobre la mesa y regué la maceta. había terminado barriendo toda la casa. orden. volvía a estar en orden. pero tú abriste la puerta con las llaves que un día te presté y todo saltó, de nuevo, por los aires.

7/4/10

había mil maneras de decir las cosas, pero eligió la más complicada. simplemente se marchó.
remodelación
He pintado en rojo
la puerta de la casa
como si siempre
estuvieses sentado,
leyendo, en el sillón azul
que imaginamos
antes de aceptar
que subir la apuesta
era demasiado
para perder el doble,
como si el piano que soñé
ocupase su lugar
entre mis trastos.

6/4/10

decir la verdad me hace sentir idiota

así que digo lo que se tiene que decir

qué buen día hace
¿quieres tomar un café?
ayer compré mantequilla
el cielo está más azul
qué escándalo de noticia

(la poesía se me clava
en el paladar
haciéndome sentir siempre
sed de ti)

recogeré a los niños
tú recoge la cocina
el sábado comemos con tu madre
la verdad nos hace libres
se acabó la mercromina

(se me ahogó
el lenguaje
bajo el lenguaje)
Cuando las naranjas se agolpen
a las sombras de los pinos
y la luz del sol te obligue
a andar con los ojos cerrados,
te acordarás de mí,
que quise salvarte la vida
con un beso que
brilló sólo un instante.
concédeme un nombre
concédeme un nombre,
concédeme la vida que me falta
cuando no podemos encontrarnos
presas de la casualidad
para besarnos las manos
como antiguos griegos exánimes.

5/4/10


Cuando el erizo me miró tan fijamente, sentí que un nudo se apropiaba de mi garganta. Después se giró y se alejó para siempre. Él sabía algo que estaba vedado a todos los demás. Él podía leer las palabras atadas en mi silencio. Por eso estaba cubierto de púas, por si decidía, desesperada, seguirlo.


(Explicación: los erizos pueden morir de alegría ajena, y de pena)

4/4/10

-Queridas -dije intentando que mi voz no sonase demasiado contundente, incluso tratando de parecer dulce. Había citado a la melancolía, la tristeza, la añoranza y a tu desamor para un té definitivo-, estoy un poco cansada de que manipuléis mi vida -removí con la cuchara de plata el azúcar en mi taza, levanté el dedo meñique con cierta afectación y las miré sin ningún pudor-. Desde ahora, mando yo.