26/2/08


Hay algo en francés que quiero decir, pero no lo encuentro. Últimamente los días se me tornan grises muy fácil. Es primavera y sonrío, tengo ganas de cantar, de escribir cartas de amor, de trepar a los árboles. Pero de pronto todo se trunca y lloro adolescente. Ahora mismo, en la soledad de mi hogar, imagino que alguien levanta mi pelo con ternura, haciendo un recogido desnudando la nuca, para besarme entre los lunares. Cierro los ojos. Sólo estoy yo. Pero sería un momento tan perfecto, aunque la silla es alta y lo impediría, aunque después ya no querría nada más, querría volver a estar sola, soñando. Me siento vulnerable de una manera un tanto ridícula. Debe ser este tiempo extraño que me llueve y se despeja, con el mar tan lejos. Una vez, escuchando música clásica, sentí que acariciaba a alguien y no pude evitar las lágrimas corriendo por mis mejillas. Un acento es como una lágrima, pienso al escribir la palabra. Sólo digo tonterías. Pero me da igual por hoy, por hoy puedo decir lo que me plazca. Soy la dueña, aqui mando yo. Lo escribiría en mayúsculas si no las aborreciese tanto. Hay algo que me pesa, como un fardo. Querría mandarlo todo a la mierda, no puedo engañarme, soy demasiado responsable. Qué mal me sentaba que me dijesen eso. Nunca he servido para rebelde, aunque me lo hiciera. Sólo soy una buena chica. No puedo engañar a nadie. Tengo la costumbre de hacer lo que se espera de mí y de sentirme culpable si decepciono en lo más mínimo a alguien. El radiador chirría y una puerta cruje, pronto comenzará el frigorífico a llorar como un niño para que le hable como a los gatitos. Creo que si tuviese un gato en casa me sentiría mejor. ¿Cómo se sentiría el gato, alegre o triste? Cuando estoy triste de verdad los niños que me cruzo por la calle no me miran, o se esconden tras las piernas de sus madres. Cuando estoy alegre me tiran besos. No los puedo confundir, pero confundo al resto. "Todavía eres joven, ya se te pasarán estos cambios tan repentinos de humor". Me gustaría que se quedasen para siempre, me aburriría demasiado siendo predecible conmigo misma. A veces fantaseo con el dolor, imagino situaciones que me partiesen el alma, entonces acabo llorando desconsolada. Invento qué haría, a donde iría, y siempre acabo frente al mar con alguien que he creado que no espera nada de mí. Sólo está ahí para acompañarme, prepararme el desayuno y echar la llave a la puerta. No creo que exista nadie así. Siento la necesidad de ser la prioridad para alguien, alguien con quien pueda ser totalmente egoísta. Pobre niña. Podría seguir escribiendo así durante horas. El poeta me mira desde el escritorio y Campanilla seduce a un Peter sonriente. No quiero cenar. Tengo que pensar en llevar ropa de fiesta a Madrid, yo quería un fin de semana cultural, qué diferentes somos. Me da un poco de miedo. Creo que a veces no me entiende en absoluto, creo que todavía tiene esperanza en que un día me despierte y esté curada, sea como las demás. Ojalá no me pase nunca. Voy a escribir a otro lugar, necesitará saberlo.

2 comentarios:

Luar dijo...

Cierra los ojos,
piensa en la nada.
Te está esperando,
si te dejas llevar.

Fangoria

Juan dijo...

lei por ahi que cuendo el ser humano llega a los extremos de algun sentimiento sea el que fuere, es cuando llega a conocer la real diemsion de su personalidad. si por un momento sientes la necesidad re romper reglas , hazlo(evitando hacer daño a alguien). Todos podemos ser rebeldes alguna vez.